Comienza el buen tiempo en la Sierra de Albarracín, atrás queda el invierno y con la aparición de los «ababoles» en los campos, llegan también las fiestas de verano a los pueblos serranos.
Los Mayos, son la antesala primaveral a un calendario repleto de fechas festivas que suele comenzar para San Juan, con la celebración de la Fiesta de la Comunidad y finalizar para el Pilar (12 de octubre), patrona de Aragón que algunos municipios serranos, como Guadalaviar , Frías de Albarracín o Albarracín también conmemoran.
Terriente y Villar del Cobo son los municipios más «tempraneros» en lo que a fiestas se refiere. Sus días de asueto coinciden con el fin de semana más cercano a la Virgen de la Visitación en el caso de Terriente; Villar del Cobo organiza sus fiestas en honor a San Justo y Pastor . El segundo fin de semana de julio queda libre, pues no son pocos los jóvenes y mayores serranos que acuden a Teruel a las Fiestas del Ángel, conocidas popularmente como «Las Vaquillas».
Torres de Albarracín, Griegos, Guadalaviar.…. toman el relevo, al que siguen uno tras otro los veinticinco pueblos que forman la Comarca de la Sierra de Albarracín; pues ningún pueblo, por pequeño que sea, deja de tener unos días de jolgorio.
Las comisiones de fiestas se renuevan anualmente para incluir a gentes de todas las edades en las que suelen entremezclarse vecinos del pueblo con otros que acuden con la llegada del buen tiempo; con trabajo voluntario se encargan, junto con las corporaciones locales, de la organización festiva; organización en la que los servicios del pueblo (alojamientos, bares, restaurantes, … ) también juegan un papel fundamental a la hora de atender a los visitantes.
En la mayoría de los municipios el toro y la música son los protagonistas. Los encierros taurinos a caballo concitan cada vez más seguidores, que recorren pueblo a pueblo para seguir las peripecias de caballistas y toros de las ganaderías serranas de Juan Vicente Mora (Guadalaviar) , Alicia Chico (Terrriente) y Raúl González (Villar del Cobo). El manejo de toros y caballos en el campo suele ser el acto principal en muchas de la fiestas de la comarca. En Albarracín, la singular estructura en forma de U de su plaza mayor sirve, gracias a un entramado de maderas, como coso taurino durante sus fiestas que suelen dar comienzo en torno al 14 de septiembre, festividad del Cristo de la Vega.

Los otros protagonistas son los niños: hinchables, títetes, concursos, juegos de agua, disfraces….son algunos de los actos que se organizan pensando en su divertimento. El concurso de morra, el curioso juego de manos que requiere habilidad mental y coordinación, es otra de las tradiciones serranas que no falta, junto con los socorridos concursos de guiñote que sirven para pasar las tardes festivas, sin tiempo para el descanso y la siesta.
Los actos religiosos – no debemos olvidar que todas estas actividades tienen una base religiosa, pues es el patrón o patrona del pueblo quien marca desde tiempos pasados esa fecha en el calendario – son los otros protagonistas. El toque de las campanas de la Iglesia, marca el inicio de las fiestas en muchos pueblos de la Sierra de Albarracín; después misas, romerías, procesiones,…. perviven y conviven con la fiesta pagana. Quizá una de las más singulares sea la romería a la Ermita de la Virgen del Carmen, situada en Las Casas de Frías, un núcleo abandonado próximo a Frías que recupera su actividad el 16 de julio. En honor a la Virgen del Carmen, también, se bandea la bandera en la fiestas de Torres de Albarracín; una tradición que han recuperado recientemente los jóvenes del pueblo.
Y la comida y bebida, como elementos de unión entre vecinos y allegados, serían los últimos ingredientes para conformar un buen festejo serrano. En Bronchales, el 16 de agosto, celebran la fiesta de la Sopeta, durante la cual el Ayuntamiento reparte más de 1.000 litros de vino que en sus inicios se usaban para mojar la torta («hacer sopetas») y en la actualidad son arrojados entre los asistentes en una suerte de delirio colectivo.
Tradiciones de antaño, como «pedir la torta» , consistente en una ronda por las calles pidiendo pastas y mistela, siguen estando vigentes en pueblos como Villar del Cobo; la comida de la carne del toro – guisada al estilo tradicional – o concursos de gazpachos, que ponen en valor este exquisito plato de tradición pastoril son algunas de las tradiciones gastronómicas a las que podrán asistir todas aquellas personas que se acerquen a vivir las fiestas de la Sierra de Albarracín.
Aunque atrás quedaron los años en que la venta de la madera de los pinos, permitía contratar a cantantes de fama reconocida, para atraer gente a las fiestas, como sucedía en Frías de Albarracín, las fiestas serranas siguen aportando momentos que todo aquel «que tiene pueblo» o durante unos días se acerca a él, guarda en su mente para el resto del año.
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